En el rugby la lealtad es innegociable. La lealtad al equipo, al rival (nunca enemigo), pero sobre todo al propio rugby. Un deporte de honor que mantiene su estatus gracias al cumplimiento de leyes no escritas. Normas como que «todo lo que pasa por debajo de la bota es césped» o que «lo que pasa en el ruck queda en el ruck». Y es precisamente en el ruck, esos agrupamientos imprevistos provocados deliberadamente por los delanteros, donde «más amor se reparte». Un lugar donde no es fácil ganar un metro y mucho menos mantenerlo....
Comentarios
Jugué de cadete, juvenil y senior en el Getxo R.T. Soy un carroza. Ya en aquellos años de cadete se jugaba en el patatal de Derio, con unas cuevas por vestuarios, y un hilo de agua fría como ducha para los dos equipos. La tripulación de la ambulancia de la Cruz Roja era todo el público que acudía a vernos. Ibamos solos en transporte público al campo, nos dábamos mil hostias los unos a los otros y al final del partido pasillo al ganador y tan amigos.
Eramos unos putos críos, y ese deporte nos hacía comportarnos como hombres.
#2 que no he dicho yo que no
¿para que pasar el balón si puedes dar un cabezazo?...
#1 sin embargo este deporte es muchisimo mas limpio y bello que otros mucho mas mediaticos donde nenazas se caen al suelo como si los hubiera abatido un flancotirador...
Quizas en su rudeza resida su encanto
#1 Correcto, Se deberían prohibir los pases de más de dos metros
Lo mejor que tiene el rugby es su lealtad, pero también se está perdiendo.