Publicado hace 10 años por --291511-- a eljardindelexilio.wordpress.com

La visión del enemigo atrincherado en el umbral de nuestra propia puerta, emitiendo alaridos amenazantes y juramentos de muerte, puede no bastar para que decidamos tomar la actitud que demanda el momento. Por increíble que parezca puede que aún haga falta algo más dramático: sentir el sabor de la sangre inundando nuestra garganta, sentir la fría sombra de la muerte apoderándose de nuestro cuerpo, sentir, en suma, su amenaza REAL y fehaciente sobre nuestra carne bordeando el filo del abismo. Quizá entonces tengamos una oportunidad.