Llego a Londres con la esperanza de encontrarme a Hugh Grant en una librería pero me encuentro con Fernando, ingeniero agrícola que prefiere fregar platos en la ciudad de la cabinas rojas a consumirse en España sin nada que hacer. Me dice que el trabajo, por precario que sea, dignifica. Tras dos años en paro y al borde de una depresión severa, decidió romper con todo y venirse a Inglaterra a buscarse la vida. Me cuenta lo horrible que era el domingo por la noche en su cama, pensando en qué hacer mañana
Comentarios
La capital de un país de idiotas monárquicos de clase media pegados a sus tradiciones más ancestrales...
Igual no vas con buena disposición. Y si quieres follarte a Hugh Grant prueba en Los Ángeles más bien.
#2 No se trata de buena o mala disposición, se trata de estar en Londres siendo rico o siendo pobre. No sabes lo que cambian las ciudades según el dinero que tengas.
Y pienso en cuántos se dejaron la vida por aquello que es justo, en ese Londres insalubre de la máquina de vapor, el trabajo infantil y las manifestaciones reprimidas a golpe de bayoneta. Y pienso en la sangre roja corriendo a borbotones por unas calles hoy llenas de turistas con móviles de última generación, cámaras de vigilancia en cada esquina y carteles enormes de Gwyneth Paltrow anunciando a Hugo Boss.
Cuánto nos cuesta a los de abajo conseguir tan poquito.