Hace 4 años | Por ElLocoDelMolino a lavanguardia.com
Publicado hace 4 años por ElLocoDelMolino a lavanguardia.com

“Yo no cometí falsedad alguna contra los hombres... No he hecho lo que los dioses detestan... No he causado dolor. No he provocado hambre. No he hecho llorar. No he matado, no he ordenado matar... Yo soy puro.” Era con este discurso, recogido en el capítulo 125 del Libro de los muertos , como se presentaba el difunto ante un tribunal encargado de juzgar sus actos. Cuarenta y dos dioses encabezados por Osiris, rey de los muertos, debían dictar el veredicto. La inmortalidad solo podía alcanzarse tras superar con éxito este juicio.

Comentarios

berkut

Lo que parece claro es que los faraones se hartaban a follar.

tiopio

#3 Con sus hermanas.

berkut

#4 Para empezar...

ElLocoDelMolino

El corazón no podía pesar más que una pluma de avestruz, colocada en el otro plato de la balanza, que simbolizaba una noción fundamental en la mentalidad egipcia: maat, el orden justo del mundo. Fallar esta prueba suponía ser devorado por un monstruo con cabeza de cocodrilo y cuerpo mitad león, mitad hipopótamo.

hurtado

Todo sigue igual...