Hace 5 años | Por Moreto_McPollo a lopezpastor.com
Publicado hace 5 años por Moreto_McPollo a lopezpastor.com

El problema de los manteros tiene mucho más que ver con irresponsabilidad política inadaptación y falta de estrategias, que con el carácter del inmigrante.

Comentarios

Pezzonovante

#3 Su comentario no cumple con los estandares de policorrectismo aconfesional de menéame. Se le insta a rectificarlo. Un saludo.

Este es un mensaje generado automáticamente. Por favor no responda.

box3d

#4 Has utilizado une pronombre no-neutral. Por favor, diríjase al centro de reeducación más cercane.

Pezzonovante

#0 se dice migrante.

La entradilla no cumple con los estandares de policorrectismo de menéame. Se le insta a rectificarla. Un saludo.

Moreto_McPollo

#2 Vaya por Dios. Bueno, por dios. Por el que más le guste a cada uno.

Memememima

#2 Cuando el migrante viene del extranjero hacia dentro de España, es un inmigrante.

x

Pues tiene buenos párrafos. Unos pocos, pero hay más:

Los manteros, y esto creo que es algo que todos entenderemos si hacemos uso del sentido común, no son gente especialmente violenta. Si bien es cierto que determinadas etnias -por darles un nombre- concentran buena parte de los delitos en los países europeos, también debemos ser comedidos y evitar abusar de argumentos basados en la raza o en la religión para explicar los fallos de la convivencia. Los manteros, a pesar de algunos conflictos derivados de su actividad, no son esencialmente agresivos, ni tienen por qué producir altercados. El hecho es, además, que no los suelen producir. Son, dentro de la inmigración, como muchos otros sectores de baja cualificación copados por extranjeros provenientes de países más pobres que el nuestro, personas que desean ganarse la vida de forma medianamente honrada. Por desgracia, lo que sí es cierto es que su actividad supone una serie de problemas que no se pueden eludir.

Integrar es la solución, efectivamente, pero no hemos desarrollado las herramientas adecuadas para hacerlo de forma cómoda y segura para la ciudadanía, y eso da alas al racismo, que se alimenta de todas esas veces en las que una persona ve su identidad como un perjuicio en su propio país. La clase baja española tiene una vida llena de trabajo, de sacrificios y de penurias, igual que un mantero -salvando, por supuesto, las circunstancias personales previas a la llegada a España y las deficiencias de los tratos que les dispensamos habitacionalmente, entre otras cosas-, solo que, además, carga con el estigma de no ser visto por el gobierno, ni por sus semejantes, como alguien que merece consideración y ayuda, sino como una persona falta de recursos que, además, debe cargar con un peso parecido al de la clase media de cara a iniciar sus actividades profesionales, peso que la venta ambulante no soporta.

Evidentemente, el racismo no es la solución. Los manteros no son privilegiados. Lo que sí son es la muestra de que el sistema político, social y económico actual no consigue encontrarnos un sitio a todos. No es un triunfo que la política municipal se ponga medallas sobre la nacional por permitir negocios ilegales, con el único argumento de no abandonar a esos ciudadanos

No sabemos cómo integrarlos en el mercado laboral, ni qué formación adjudicarles, ni cómo adaptarlos a la vida social. Quienes vienen acaban -hablo en rasgos generales, conozco adaptaciones asombrosas-, o viviendo de trabajos absurdamente precarios, reduciendo los salarios a mínimos insospechados -la actividad agrícola es un ejemplo-, o viéndose obligados a recurrir a actividades ilícitas, y las autoridades no tienen el derecho de tapar esta realidad. No se trata de personas buenas o malas, nadie está hablando de elecciones. Estamos hablando de seres humanos a los que no se les pueden prometer trabajos dignos porque, simplemente, no están a su alcance. Personas para las que no tenemos un plan. Los traemos unas semanas, los tratamos bien y, en muchas ocasiones, los “reubicamos” sin más cuando la solidaridad se nos acaba. Algunos se quedan y desesperan en la precariedad, porque son colectivos especialmente vulnerables.

Lo más lamentable es que la política nacional se crea que la inmigración es un juego. Las personas no son juguetes. Nadie se merece que lo traten como un trofeo, exhibiéndolo cuando llega y dejándolo olvidado en un rincón cuando ya no sirve.



Lástima que todo eso no entre en un tuit...

box3d

El camello no es el problema. Pero no vamos a dejar al camello "realizar su labor"

Brill

El problema no son los manteros, son las mafias que hay detrás. Hay que ayudar a unos sin legitimar a los otros.

D

No, el problema es dejar entrar gente en España sin supervisión y sin un plan. Limpian conciencias pero transfieren el problema al pueblo. Las irresponsables por inexistentes políiticas migratorias de España y de la UE generan problemas tanto en la UE como en los emigrantes que vienen, muchas veces para alimentar mafias locales. De todo esto se benefician unos cuantos, pero no los españoles ni tampoco los emigrantes.