Hace 12 años | Por kylian a gurusblog.com
Publicado hace 12 años por kylian a gurusblog.com

Análisis de la evolución de las cuentas del Estado como si fuera una empresa. La evolución de sus ingresos, gastos, Ebitda, capacidad de inversión y de devolución de deuda. Imaginaros que soy el nuevo Presidente de España SA, y tenéis que cuadrar los números para el 2012. Recordad que los malvados inversores ya os han dicho que no están muy dispuestos en financiar vuestra compañía. ¿Qué partidas tocarías para dejar de generar deuda?

Comentarios

iramosjan

Una excelente forma de perder el tiempo, porque un país no es una empresa. Las empresas tienen clientes, los países tienen ciudadanos. Las empresas están para obtener beneficios, los países para ofrecer servicios. Las empresas obtienen dinero convenciendo a gente de que compre sus productos, los países cobran impuestos y pagarlos no es voluntario, etc., etc., etc.

Tal vez la diferencia más importante es que una emprsa sabe cuanto va a gastar, pero no cuanto va a ingresar. Con un país ocurre todo lo contrario: Sabe cuanto va a ingresar con bastante precisión y si se desvía puede ingresar más (con un precio político) pero no sabe cuanto va a gastar porque eso depende del nivel de desempleo.

En fin, podría seguir hasta que cascara el teclado, pero es más sencillo decir que lo único que tienen en común es que tratan con dinero... igual que las iglesias, los terroristas, las mafias y los narcotraficantes. En realidad, en más de un sentido un estado se parece más a un grupo mafioso que a una empresa; ambos recaudan dinero a la fuerza.

wanakes

#2 Estoy en desacuerdo contigo: hay muchas más similitudes de lo que piensas.

En primer lugar: las magnitudes son las que son. Las cifras son correctas, y la caida de ingresos, el aumento del gasto y los ratios deuda/ebitda son datos objetivos, que hay que pagar. Y hoy en día no se pueden hacer maniobras mágicas como antes, tipo devaluación. Así que es evidente: esto entra, esto sale y esto debo.
Y en segundo, y lo más doloroso: Ojala fuesemos ciudadanos, pero somos, MAS QUE NUNCA, clientes. Acabamos de pasar por unas elecciones... ¿de verdad te has sentido un ciudadano?¿De verdad has participado, te has sentido representado, la voz de los ciudadanos se ha oído?

La democracia actual es una pura pantomina, un circo que crea la ilusión de control a los clientes. Eres objeto de campañas publicitarias, de acciones de marketing cuidadosamente planteadas, de mensajes vacios pero efectistas. Ha ganado un partido sin programa político, y con un lider que ha evitado concretar sus medidas. Porque solo somos consumidores, clientes del mercado de la politica.

Y, finalmente, las cuentas son dolorosamente claras: no conseguimos superávit (ebitda) para pagar la deuda. El artículo es tremendamente ilustrativo para entender la situación real, y lo que nos va a venir a la vuelta del puente.

D

Lo normal en una empresa que no se preocupa de cobrar por sus servicios a sus clientes es que quiebre...

Yo para reducir la deuda de mi empresa, y para evitar su quiebra, aumentaría mi departamento de cobros para evitar que emilito y cesarín entre otros hagan un sinpa.

Si eso no fuera suficiente, jamás reduciría el servicio que doy a mis clientes pues mis clientes son lo más importante para mí.
Si el precio que cobro no es suficiente para cubrir gastos, debería subir el precio... no endeudarme para seguir regalando mi producto.

Como en mi empresa no necesito conseguir nuevos clientes podría eliminar los gastos publicitarios, y despedir a la mascota juan.

Evidentemente si sospechase que alguno de ellos está lucrándose a costa de hundir mi empresa, investigaría a mis altos cargos, y les haría pagar por todas sus fechorías.
Trataría también de eliminar los pequeños desfalcos y las pequeñas corruptelas, como las fotocopias gratis.

También ajustaría el sueldo de todos mis trabajadores, mis altos cargos y cuerpos directivos en función de su productividad y los objetivos cumplidos.

Lo que no haría bajo ningún concepto es seguir al pie de la letra las instrucciones de la competencia.