Hace 11 años | Por Metodio a periodistadigital.com
Publicado hace 11 años por Metodio a periodistadigital.com

Rubalcaba sonríe mientras agarra, supuestamente como muestra de cariño, el brazo izquierdo de Talegón. Pero si se le observa detenidamente vemos algo muy diferente. La suya es una sonrisa forzada, asusta en lugar de tranquilizar y ofrecer calidez. Pero no es lo peor. Su mano, más que tal, parece la garra de un Nosferatu contemporáneo impidiendo que su víctima logre escapar. También podría ser, si queremos mostrarnos más benévolos, la imagen de uno de esos severos maestros de la posguerra agarrando de forma firme e inmisericorde al alumno.