Hace 9 años | Por --136875-- a yorokobu.es
Publicado hace 9 años por --136875-- a yorokobu.es

...Sin embargo, en el mundo de la escultura o la arquitectura, el espejo casi siempre se ha considerado un elemento bastardo. Un objeto tramposo que servía para imitar espacios inexistentes o incluso para dar un brillo hortera a las fachadas de los edificios. A veces, hasta extremos bastante absurdos, como el del rascacielos londinense en el número 20 de Fenchurch que en septiembre pasado fundió, literalmente, partes de los coches que estaban aparcados al lado, gracias al reflejo focalizado del sol en su superficie curva. Que ya hay que joderse