Hace 5 años | Por Miguelrico a metropolicaradio.ml
Publicado hace 5 años por Miguelrico a metropolicaradio.ml

La florida ciudad de Berchtesgaden (en los Alpes Bávaros) fue una de las predilectas de Adolf Hitler. No para organizar desfiles de sus bienamados miembros de las SS. Nada de eso. Para el «Führer», esta región era en principio sinónimo de asueto. Y lo cierto es que debía calmarle los nervios descansar en ella, pues desde que pisara sus calles allá por 1925, repitió sus visitas una y otra vez hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Comentarios

D

SPAM GUARRO @maitriasana

Tartesos

Creo que he leído el artículo entero y lo peor que he leído que se podía pasar tres días sin cambiarse los calzoncillos y que no le importaba que su ropa estuviera vieja.

Valiente elemento.



PD #0 Si quieres promocionar un blog o lo que sea, debes primero contribuir con fuentes variadas, y de vez en cuando subir algún enlace. Subir solo enlaces propios puede provocar que la noticia se descarte.

También puedes escribir artículos y subir el texto. Eso te ayudará, creo, espero.

Miguelrico

La florida ciudad de Berchtesgaden (en los Alpes Bávaros) fue una de las predilectas de Adolf Hitler. No para organizar desfiles de sus bienamados miembros de las SS. Nada de eso. Para el «Führer», esta región era en principio sinónimo de asueto. Y lo cierto es que debía calmarle los nervios descansar en ella, pues desde que pisara sus calles allá por 1925, repitió sus visitas una y otra vez hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

aragones

#1 La florida ciudad de Berchtesgaden (en los Alpes Bávaros) fue una de las predilectas de Adolf Hitler. No para organizar desfiles de sus bienamados miembros de las SS. Nada de eso. Para el «Führer», esta región era en principio sinónimo de asueto. Y lo cierto es que debía calmarle los nervios descansar en ella, pues desde que pisara sus calles allá por 1925, repitió sus visitas una y otra vez hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

juancarlosonetti

#2 #1 La florida ciudad de Berchtesgaden (en los Alpes Bávaros) fue una de las predilectas de Adolf Hitler. No para organizar desfiles de sus bienamados miembros de las SS. Nada de eso. Para el «Führer», esta región era en principio sinónimo de asueto. Y lo cierto es que debía calmarle los nervios descansar en ella, pues desde que pisara sus calles allá por 1925, repitió sus visitas una y otra vez hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.