La increíble historia de miles de obreros escoceses que en solidaridad con sus colegas trabajadores en Chile se negaron a darle mantenimiento a los motores de los aviones Hawker Hunter de la dictadura, usados en el bombardeo a La Moneda el día del golpe militar, es lo que cuenta el documental “Nae pasaran”,
De los siete hombres que iniciaron la acción, sólo los tres que aparecen en el film siguen con vida. Fulton, hoy de 91 años, fue el primero en enterarse de que los motores chilenos de los Hawker Hunter estaban en la fábrica. Fue él quien acudió al sindicato para decirles que se negaba a trabajar en ellos, y que esperaba que lo despidieran. Al final del día, tras una votación, los 4.000 obreros de la fábrica decidieron de forma unánime no trabajar con los motores.
No es solo la conciencia de clase. Es gente que se siente respaldada por un sindicato y que es fuerte con el amparo de las leyes laborales. En chile las leyes laborales no permiten la negociacion colectiva por ramas, debilitan el derecho a huelga, facilitan el despido, etc.etc.
#3 Una amiga, a principios de los años 90, cuando escuchaba el runrun de que no existe la clase obrera solía responder: "Puede que no exista la clase obrera, pero te voy a decir qué es lo que existe. Existe los que tienen que hipotecarse de por vida para tener una mierda de piso, y esos somos la mayoría".
#4: Es muy simple: no por trabajar con las manos limpias, en una oficina, con ordenador, con aire acondicionado y con muchos papeles alrededor dejas de ser obrero.
Tan simple como eso.
Que tampoco digo que haya que freír a impuestos a los ricos, símplemente distribuir la carga fiscal según se tenga la capacidad de sostenerla, de la misma forma que si varias personas empujan un coche y dos son culturistas, segúramente empujen más fuerte que las otras.
Cuidado, que tarde o temprano aparecerá uno diciendo que Allende "no era ningún santo" y que los de Unidad Popular se lo buscaron desestabilizando el país ellos solitos.
Los protofascistas que piensan así siempre omiten la intervención extranjera y los intereses de la clase burguesa autóctona, absolutamente antipatriótica y antidemocrática si les van a tocar su tinglao.
Que vivan los obreros escoceses, joder. Estas cosas también desarticulan el manido argumento de la "naturaleza humana" como antídoto contra la movilización y la solidaridad.
Fulton, hoy de 91 años, fue el primero en enterarse de que los motores chilenos de los Hawker Hunter estaban en la fábrica. Fue él quien acudió al sindicato para decirles que se negaba a trabajar en ellos, y que esperaba que lo despidieran. Al final del día, tras una votación, los 4.000 obreros de la fábrica decidieron de forma unánime no trabajar con los motores.
Apabullante lección para los tiempos que corren. Un tío, él solo en un principio, decide que es inmoral y que no va a hacer lo que le piden. Comunica su decisión y se atiene a las consecuencias, esperando su despido. Al final del día, CUATRO MIL compañeros deciden de forma unánime que hacen lo mismo, porque la unión hace la fuerza y si nos plantamos no nos mueven.
Olé sus cojones morenos. En estos tiempos de mirar cada uno lo suyo y de padefos por doquier, la lección de simple dignidad humana y de enormes cojonazos que demuestra esta historia debería tener mucha, mucha repercusión. Por desgracia, no la tendrá.
Me recuerda aquella foto espeluznante de cientos de personas haciendo el saludo nazi en un desfile de Hitler y un paisano con los brazos cruzados y los huevos de plomo. A veces eso es lo que hace falta.
Comentarios
Clase trabajadora con clase...
A día de hoy con obreros votando masivamente a la derecha sería prácticamente inviable...
#1 es que no existe la clase trabajadora. hoy somos todos clase media, pequeños empresarios que venden su mano de obra
De los siete hombres que iniciaron la acción, sólo los tres que aparecen en el film siguen con vida. Fulton, hoy de 91 años, fue el primero en enterarse de que los motores chilenos de los Hawker Hunter estaban en la fábrica. Fue él quien acudió al sindicato para decirles que se negaba a trabajar en ellos, y que esperaba que lo despidieran. Al final del día, tras una votación, los 4.000 obreros de la fábrica decidieron de forma unánime no trabajar con los motores.
No es solo la conciencia de clase. Es gente que se siente respaldada por un sindicato y que es fuerte con el amparo de las leyes laborales. En chile las leyes laborales no permiten la negociacion colectiva por ramas, debilitan el derecho a huelga, facilitan el despido, etc.etc.
Si no hubieramos perdido la consciencia de clase trabajadora...
#2 Nos liaron con el cuento ese de llamar clase media a la clase obrera, y que nos lo creimos claro...
#3 Una amiga, a principios de los años 90, cuando escuchaba el runrun de que no existe la clase obrera solía responder: "Puede que no exista la clase obrera, pero te voy a decir qué es lo que existe. Existe los que tienen que hipotecarse de por vida para tener una mierda de piso, y esos somos la mayoría".
#4: Es muy simple: no por trabajar con las manos limpias, en una oficina, con ordenador, con aire acondicionado y con muchos papeles alrededor dejas de ser obrero.
Tan simple como eso.
Que tampoco digo que haya que freír a impuestos a los ricos, símplemente distribuir la carga fiscal según se tenga la capacidad de sostenerla, de la misma forma que si varias personas empujan un coche y dos son culturistas, segúramente empujen más fuerte que las otras.
Cuidado, que tarde o temprano aparecerá uno diciendo que Allende "no era ningún santo" y que los de Unidad Popular se lo buscaron desestabilizando el país ellos solitos.
Los protofascistas que piensan así siempre omiten la intervención extranjera y los intereses de la clase burguesa autóctona, absolutamente antipatriótica y antidemocrática si les van a tocar su tinglao.
Que vivan los obreros escoceses, joder. Estas cosas también desarticulan el manido argumento de la "naturaleza humana" como antídoto contra la movilización y la solidaridad.
Fulton, hoy de 91 años, fue el primero en enterarse de que los motores chilenos de los Hawker Hunter estaban en la fábrica. Fue él quien acudió al sindicato para decirles que se negaba a trabajar en ellos, y que esperaba que lo despidieran. Al final del día, tras una votación, los 4.000 obreros de la fábrica decidieron de forma unánime no trabajar con los motores.
Apabullante lección para los tiempos que corren. Un tío, él solo en un principio, decide que es inmoral y que no va a hacer lo que le piden. Comunica su decisión y se atiene a las consecuencias, esperando su despido. Al final del día, CUATRO MIL compañeros deciden de forma unánime que hacen lo mismo, porque la unión hace la fuerza y si nos plantamos no nos mueven.
Olé sus cojones morenos. En estos tiempos de mirar cada uno lo suyo y de padefos por doquier, la lección de simple dignidad humana y de enormes cojonazos que demuestra esta historia debería tener mucha, mucha repercusión. Por desgracia, no la tendrá.
Me recuerda aquella foto espeluznante de cientos de personas haciendo el saludo nazi en un desfile de Hitler y un paisano con los brazos cruzados y los huevos de plomo. A veces eso es lo que hace falta.
Curioso, se niegan a dar mantenimiento a unos aviones de guerra por ser parte de un golpe militar.
Pero, en teoría, todos los aviones de guerra que dan mantenimiento se van a usar en una guerra injusta.
Escoceses rojos, que son unos rojos.
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¿Qué moneda? ¿la de dos euros?