Durante los meses de julio y agosto, la atención del público en Israel y en todo el mundo se centró en la guerra en Gaza, naturalmente, al igual que la cobertura de los medios de comunicación. Lejos de los ojos del público, las autoridades israelíes seguían abusando de los derechos de los solicitantes de asilo y evitaban sitemáticamente atender las necesidades básicas de los refugiados. La discriminación contra esta población la hizo más vulnerable que la mayoría de los israelíes y los dejó sin la protección adecuada.