Hace 10 años | Por Vlemix a jotdown.es
Publicado hace 10 años por Vlemix a jotdown.es

Hay dos tipos de enviados especiales: los que pisan la calle y los que no salen del hotel. David Jiménez es de los primeros. Su último libro es una joya. De todas las historias que narra, la que más me ha impresionado es la de Camboya: el fotógrafo de la muerte. Nhem tenía 16 años cuando fue reclutado por los jemeres rojos. Su trabajo en el campo de exterminio S21, hoy transformado en un museo del genocidio, consistía en hacer una foto a cada prisionero antes de su muerte. Los delitos eran graves: llevar gafas, saber idiomas, ser universitario.

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Una corrección: el S-21 era una prisión de Phnom Penh donde se torturaba a los "enemigos del pueblo" no un campo de exterminio. Cuando ya los habían torturado suficiente, los enviaban a los campos de exterminio, conocidos como "Killing Fields", donde eran sistemáticamente eliminados y enterrados en fosas comunes. El más conocido es el de Choeung Ek, cerca de la capital.

Los pisos inferiores de esta prisión muestran cientos de fotos de los detenidos, y también de sus torturadores. Es fácil reconocerlos: los jemeres son los jovenzuelos de ambos sexos de mirada desafiante, corte de pelo idéntico y uniforme reglamentario que posan orgullosos de su fanatismo. Del resto de fotos, la mayoría miran asustados a cámara. Unos pocos con furia. Todos con miedo.