Hace 16 años | Por mc_pollofrito a milenio.com
Publicado hace 16 años por mc_pollofrito a milenio.com

Las aguas ancestrales de Cuatro Ciénegas rebosan de seres vivos microscópicos que a simple vista parecen rocas, pero que son en realidad colonias de bacterias llamadas estromatolitos, sin las cuales no hubiera sido posible que existiera oxígeno en la atmósfera. Esas pozas azules en el desierto son los últimos restos de un gigantesco mar en el Jurásico, hace entre 140 y 200 millones de años. Este es un laboratorio único, que encierra una biblioteca de información genética extraordinaria para estudios sobre adaptación y biotecnología.