Hace 12 años | Por arkaia a gentedigital.es
Publicado hace 12 años por arkaia a gentedigital.es

"Si nos cruzábamos por la calle, hacían como que no me conocían. Me quedé con un hijo y una hija y nadie me apoyó. Las asociaciones de empresarios callaron, los partidos se desinteresaron, el Estado me ignoró. Me sentí muy sola. Hasta que decidí pasar al contraataque." Son palabras de Pina Grassi, viuda de Libero Grassi. Grassi, dueño de una fábrica de pijamas en Palermo, se negó en 1991 a pagar el pizzo -el chantaje de los mafiosos-, así lo declaró en una carta abierta publicada en el Giornale di Sicilia, y fue asesinado en 1992.

Comentarios

arkaia

Hace poco estuve en Palermo y no me entere de nada de eso. Que pena.

"Así empezó Addio Pizzo, un grupo de jóvenes que impulsó una rebelión ciudadana, primero clandestina y luego cada vez más tronante. Hoy en día, más de 700 establecimientos de Palermo se han adherido al movimiento contra la mafia, rechazan la extorsión y lucen una pegatina en sus escaparates para fomentar el “consumo crítico” entre los palermitanos. Si consumes aquí, no contribuirás a la mafia, dicen. Los impulsores de la campaña, que han editado una guía de comercios antimafia, están contentos con la extensión de esta conciencia cívica y con las grietas que le han abierto al silencio, pero afirman que la mayoría de los comerciantes de la ciudad sigue pagando el pizzo."

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