En el remoto pueblo noruego de Kirkenes existe una relación muy especial con la vecina Rusia, desde que el Ejército Rojo lo liberó de la ocupación nazi hace 70 años. Pero nuevos eventos amenazan con enfriar esa calidez. Los compradores rusos llenan sus supermercados, los barcos rusos se amontonan en su bahía y sus museos celebran al Ejército Rojo. Sin embargo, el pequeño pueblo de Kirkenes no queda en Rusia, sino en Noruega.Es una pequeña burbuja de amistad transfronteriza en un país miembro de la OTAN. Ahora, el despido de un conocido periodis
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A Rusia le enfada todo y rompe relaciones con todos, acabará aislada, más todavía.
Enfureció a Rusia y Rusia se cobró su victima. Asunto arreglado.