No siempre fue así. En el siglo XIX y hasta los tiempos de la Segunda República, las fallas sí estaban al hilo de la actualidad. Los criticados, además, eran gente reconocible (personas o grupos) a los que se satirizaba por motivos concretos. Y hubo incidentes como el de los “gomosos” del Fum Club, unos señoritos cursis, hijos de la burguesía local, que destrozaron a bastonazos una falla que los satirizaba como clase. Esta clase de enfrentamientos fueron bastante habituales en las primeras décadas de historia fallera.
Comentarios
Es largo pero vale la pena.
Magnífico, comparto todo lo que dice.
Genial, que acertada visión del carácter crítico fallero y valenciano por extensión.
es totalmente cierto. Le falta decir que el ayuntamiento subvenciona el 20% de la falla (antes del 25%), es decir, que si a alguna falla se le ocurre ser molesta se le puede hundir en la miseria