...el equipo de verificación de datos de The New Yorker considerado un Olimpo periodístico que no deja pasar por alto un dato y publica con la certeza de haber verificado cada palabra escrita. Los empleados de ese departamento se cercioran de que ninguna palabra usada en una pieza se use como un recurso narrativo del autor para adornar en detrimento de la veracidad de hechos. Las citas de las fuentes suele colocarlas en colores distintos para el proceso de verificación. Otra práctica es enviar por correo las citas que usará para confirmar que..
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Contexto: Tatiana Velásquez resume en el artículo una clase de Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización (dice algo más por supuesto) con Abrahm Lustgarten, reportero de ProPublica. Abrahm Lustgarten comparte parte de sus rutinas profesionales tomando como ejemplo las historias que ha publicado desde 2010 sobre el vertido de petróleo en el Golfo de México (basado en el trabajo de John Bennet sobre el New Yorker y el vertido de la BP)
ProPublica no cuenta con un equipo similar. Pero como bien afirma Lustgarten, cada periodista se responsabiliza de su propio ‘fact checking’, corroborado finalmente por los editores.
He resaltado lo de "rutina", porque lo es, sobre todo ahora que los equipos periodísticos en medios merman y cada uno debe responsabilizarse de lo que publica más que nunca.
Es una labor automática, repetitiva, rutinaria, pero que salva del desastre de los fakes, hoaxes, falsedades, equívocos.. facilmente comprobables mucho más allá de la prudencia o el esperar a ver qué pasa (algo incompatible con la inmediatez actual)