Las cifras son, como suele ocurrir en estos casos, confusas. Sin embargo, un reciente estudio sobre treinta países africanos deja bien claro que al menos 50 millones de hectáreas de tierras cultivables (500.000 kilómetros cuadrados, es decir, una superficie superior a la de todo Camerún o Marruecos, por poner dos ejemplos) han cambiado de manos en los últimos cuatro años en el continente y han ido a parar, en buena medida, a empresas y gobiernos extranjeros. Veamos qué está pasando.
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