Hace 8 años | Por gustavocarra
Publicado hace 8 años por gustavocarra

Ella era estrepitosamente hermosa.

Él debía encontrar una forma decorosa de amarla.

Se sentaron, y comenzó a dirigirse a ella con un discurso largamente ensayado en su mente.

- Te debo una explicación. Por supesto que te he prestado atención, pero es que me siento cómodo admirándote. No quiero contaminarte con un exceso de interacción. Me basta con aprobar todo lo que tu hagas, contemplarlo y sentirme bendito por tu existencia. Me basta conque sepas, que al menos nadie te quitará el logro de haberme hecho feliz. Déjame ser tu admirador para siempre. Por mi parte, me comprometo a ejercer mi condición con esmero y a tu total satisfacción.

-Ella le miró crucificándole con la perfección de sus labios, hizo un intento de entrelazar las manos, y finalmente comprendió que se debía detener ahí.

Y fueron felices para siempre.