Rached Ghannouchi habla lento. Muy lento. Casi con parsimonia. Como si quisiera analizar cada palabra que sale de su boca antes de que sea demasiado tarde. O como si quisiera evitar responder más preguntas de las necesarias. Cuando se le pregunta da continuos giros a su respuesta, hasta que se ve, con aparente resignación, entre la espada y la pared. Pese a lo notorio de su dominio del inglés, prefiere hablar en árabe, con traductor.
Comentarios
Al estado que vosotros llamáis islámico nosotros nunca le llamaríamos laico