Hace 9 años | Por --382484-- a eldiario.es
Publicado hace 9 años por --382484-- a eldiario.es

En la sociedad del espectáculo, el poder socioeconómico, a través de los medios, marca una agenda de contenido políticamente irrelevante, con el propósito de distraer la atención y evitar el debate público sobre los asuntos de veras urgentes.

Comentarios

IanCutris

En un país con unos medios amordazados y mercenarios esta es una respuesta que merece ser respondida con total claridad.
Se está produciendo un fenómeno: la caída de interés televisivo por la prensa rosa, siendo esta sustituída por la política. La carnaza cambia, pero no el público, por eso es de vital importancia discernir que es un señuelo y que no lo es.

capitan__nemo

¿por qué cuando un medio habla de algo, el otro medio (en teoria diferente) copia o sigue el mismo tema?

Despues está el tema de la audiencia y el cambio de canal de los espectadores como sensor, o indicador para decidir hablar de un tema o no hablar y la forma de tratarlo, o cambiar de tema. El hecho de que un tema mueva a la gente y lo "prefiera" no significa que sea adecuado, beneficioso o saludable. Las drogas atraen a miles de usuarios y en cambio no se las considera adecuadas ni beneficiosas. Una vez habituados crean una adición y una dependencia sobre sujeto que es dificil revertir y que causa muchos daños para la salud.

¿y si con la telebasura, el sensacionalismo, el consumo facil de "información", la polemica, ocurre lo mismo?
Los profesionales de la información deberán tener mas y mejores criterios que unicamente la audiencia.
Hoy existe un feedback masivo a traves de las redes sociales que de todas formas hay que tomar tambien de la misma forma. Si le pides feedback a un yonki sobre la droga que le vendes, la primera respuesta que te dará es "dame mas, necesito mas, quiero mas" ¿es ese un buen feedback?
#0 #1 #2 #3

D

El fundamento de la democracia -y qué curioso, también de la ciencia- está en el debate honesto, la discusión decente y la conversación sana. Eliminar, manipular y constreñir los debates es secuestrar la democracia -y qué curioso, también de la ciencia-.