Durante quince años, Richard Norris tuvo una cara demasiado horrible para mostrarla. Entonces, un día, un médico poco convencional le dio un milagro demasiado fantástico para creerlo. Richard recibió un trasplante de cara, una nueva vida y un nuevo conjunto de cargas demasiado extrañas de predecir. ¿Cómo es vivir con una cara que no era la suya-y que podría no serlo nunca?. Notas: - Artículo largo. - Traducción en http://goo.gl/7sdxXE.
Durante quince años, Richard Norris tuvo una cara demasiado horrible para mostrarla. Entonces, un día, un médico poco convencional le dio un milagro demasiado fantástico para creerlo. Richard recibió un trasplante de cara, una nueva vida y un nuevo conjunto de cargas demasiado extrañas de predecir. ¿Cómo es vivir con una cara que no era la suya-y que podría no serlo nunca?.
Antes de traerlo, tal vez podamos dejar claras algunas cuestiones. Esta va a ser la primera vez que se reúna con él. Él está muy cómodo con que la gente lo evalúa. Porque que ahora mismo se le considera casi un experimento. Que es lo que es. Es un experimento humano-sujeto.
Richard Norris tenía 22 años cuando se pegó un tiro en la cara. Fue en 1997. No recuerda cómo ni por qué pasó, pero su madre, que estaba a un metro de distancia, dijo que fue un accidente. Ella recuerda pedazos de la cara de Richard bañando su cuerpo. Esto fue en la sala de estar. La bala había arrancado la nariz, los pómulos, los labios, la lengua, los dientes, la mandíbula y la barbilla, dejando sólo sus grandes ojos marrones y un remolino de carne retorcida sin nombre.
El milagro que vendría a definir la vida de Richard comienza con estos detalles trágicos. Como la mayoría de los milagros, con cada relato, los bordes de la historia cobran nitidez, los colores se hacen más vivos, y las sombras desaparecen. Avergonzado de su apariencia, Richard se convirtió en un ermitaño, viviendo durante casi una década en la cima de una montaña de niebla en zona rural de Virginia con sus padres. Cubrieron los espejos en la casa para que Richard no tuviera que mirar su horrible rostro. Se quedaba en su habitación incluso para comer, llevaba una máscara negra en las raras ocasiones en que salía. Según la leyenda, una vez que la policía lo detuvo a punta de pistola, confundiéndolo con un ladrón.
Entonces, un día, buscando en Internet, su madre encontró a Eduardo Rodríguez, un cirujano facial reconstructivo de Baltimore. Prometió a Richard que le haría normal. En los próximos años, Rodríguez realizó docenas de operaciones utilizando la propia carne de Richard, creando de un apéndice en forma de nariz de tejido de su antebrazo y una pequeña barbilla de carne de sus piernas, pero estas crudas aproximaciones no pudieron hacer a Richard normal. Mientras tanto, Rodríguez tenía una idea grandiosa en mente. Estaba decidido a alcanzar la perfección. Había estado practicando trasplantes de cara en cadáveres. Lo que él imaginó para Richard fue el mayor trasplante que ningún cirujano había intentado: le daría a Richard una cara totalmente nueva.
"Es hora del espectáculo", dijo Rodríguez un día.
"Usted es mi regalo del cielo", dijo la madre de Richard.
"Vamos a hacerlo", dijo Richard.
La operación se inició al amanecer del 19 de marzo de 2012. El rostro de un hombre de 21 años de edad, recientemente fallecido, llegó como una pieza sólida, piel, músculo, hueso, nervios, vasos sanguíneos, la lengua, todo en una sola pieza. Rodríguez retiró lo que quedaba del rostro desfigurado de Richard, hasta el cráneo. Unió la nueva cara a medio camino del cuero cabelludo de Richard. La estabilizó con tornillos, unió las mandíbulas, y finalmente cubrió la piel y lo cosió como un parche en un abrigo o un par de pantalones vaqueros.
Puede ver la unión; la incisión en realidad va aquí en el coronal, se extiende delante de la oreja, y se va por detrás hasta el final, eh, hasta el cuello.
Rodríguez y su equipo trabajaron sin parar durante treinta y seis horas, y cuando terminaron, la madre de Richard miró a su hijo y se sintió como si él hubiera de alguna forma resucitado. "¡Tenemos a Richard de vuelta!" dijo por teléfono al padre de Richard, que no había tenido casi nada que decir durante muchos años.
Con su nueva cara, Richard, ahora de 39 años, se convirtió en una sensación en los medios por un tiempo, la historia del milagro se contó muchas veces hasta que se cristalizó en la mente de Richard en una especie de joya preciosa.
· · ·
Tal vez podamos revisar algunas de las fotografías clínicas mientras hablamos. Me siento muy feliz por la unión ósea aquí. Ese es el paladar del donante. Y esa es el suelo de la boca del donante. El pelo del donante, que es un poco más oscura que el suyo. El suyo es un poco más una mezcla de claro y negro.
La mayor parte de la treintena de personas reunidas en la sala de conferencias usan batas blancas o llevan tarjetas de identificación o ambos, y están cautivados por las fotografías que Rodríguez va describiendo. El ambiente es electrizante, como un espectáculo en la noche de estreno. Las imágenes muestran a Richard, que está esperando en una sala contigua a su señal para entrar. La expectación añade dramatismo extra a la presentación. Él ha volado hasta aquí a Nueva York desde de la cima de la montaña de niebla donde aún vive, para que los médicos y otros profesionales clínicos reunidos en el Centro Médico Langone NYU puedan conocerlo.
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Richard en su juventud en el año 1993 y como apareció justo antes de la cirugía en 2012 Foto:. Splash News / Corbis
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Rodríguez es una figura imponente, alto y ancho, con una gran hoyuelo en su barbilla gigante, traje a rayas, gemelos, y botas de agua que le dan un aspecto de desaliñada despreocupación. A raíz de su obra famosa sobre Richard, acaba de ser nombrado catedrático de cirugía plástica de la Universidad de Nueva York, una promoción profesional substancial ("como si me acabaran de entregar las llaves de la nave estelar Enterprise," me dijo). En parte, ha sido contratado para incluir a la NYU en el negocio de los trasplantes de cara, y hoy, mientras el hospital comienza el proceso para el primero, ha traído a su paciente estrella ante sus nuevos colegas.
Una de las cosas que notará es que tiene un par de estos arañazos. Él tiende a rascarse un poco.
Desde el primer trasplante de cara, en 2005, sólo tres hospitales estadounidenses han realizado el procedimiento. Muchos de los veintiocho trasplantes fueron parciales, trasplantando secciones de la cara de donantes fallecidos. El trasplante de Richard era una cara completa y se considera el más ambicioso jamás realizado. Rodríguez compara el complejo procedimiento médico con el alunizaje del Apolo.
Dificultades quirúrgicas aparte, el hecho de que Richard no necesitaba una nueva cara para sobrevivir plantea una sombría cuestión ética: ¿Vale la pena el riesgo de una cirugía "que mejore la vida"? Había muchas posibilidades de que muriera, ya sea en la mesa de operaciones o después, si su cuerpo rechazaba la cara. Por supuesto, para las personas desfiguradas como Richard, el avance representa algo mucho más allá de una simple mejora. Aquí hay una nueva esperanza para millones de personas desfiguradas por traumatismos, quemaduras, enfermedades o defectos de nacimiento. Soldados heridos que sufren lesiones de bala en la cara tendrían ahora una opción quirúrgica que estaría a años luz de los tratamientos disponibles en la actualidad. No más cirugías cosméticas de "poner tiritas". Se acabaron los injertos de piel que sólo podrían complicar su aspecto. Ahora pueden puede deshacerse de ese rostro y reemplazarlo en su conjunto. "Hemos ido más allá del límite de lo que pensábamos que era posible", me dice Rodríguez.
Uno por uno, algunos de los especialistas en la sala de conferencias que tuvieron la oportunidad de evaluar a Richard el día de hoy se levantan para hablar de sus hallazgos. Las preocupaciones surgen, principalmente, sobre el estado mental de Richard. ¿Se ha vuelto demasiado emocionalmente unido a Rodríguez, la atención médica, la fama? ¿Qué va a pasar con él ahora que Rodríguez se ha trasladado a un hospital nuevo, nuevos trasplantes de cara, nuevos milagros?
Los dos nos quedamos impresionados por su buen aspecto y el excelente resultado estético.
Me informó de que no tiene problemas para masticar o tragar.
Yo estaba teniendo problemas para entenderle.
Le pregunté: ¿la gente le entiende? ¿lo que dice es inteligible?
Él no ha hecho nada de ejercicio.
Dijo que sólo quiere seguir adelante, dedicarse a sus cosas.
Creo que es tal vez está abrumado, como dijiste.
Él no está siguiendo ningún tipo de psicoterapia.
Parece que se ha habituado a la atención de los medios.
Tiene esa especie de estatus Mick Jagger.
Él siente que hay una sensación de abandono.
No tuve la sensación de que estaba abierto a la terapia en este momento.
En cuanto a las preocupaciones acerca de las tendencias suicidas o bajo estado de ánimo, depresión severa, yo diría que él lo niega. No sé si eso es totalmente preciso. Me gustaría hablar con él de nuevo.
Cuando Rodríguez da el visto bueno, la puerta se abre y aparece Richard, vestido con un sombrero púrpura brillante de los Baltimore Ravens y una chaqueta. Ha estado viviendo con su nueva cara durante dos años, y es sin lugar a dudas atractivo, bien afeitado y juvenil, el tipo de persona a la que contratan para estar en el mostrador de recepción. Toma asiento frente a la multitud, con los brazos extendidos, encantador como Justin Bieber en un espectáculo. Todo el mundo se le queda mirando, algunos inclinan sus cabezas. Está acostumbrado a esto; a veces la gente aplaude. ¿Está sonriendo? Su nueva cara no se mueve mucho. ¿Se mueve en absoluto? Él podría estar sonriendo, o puede que solo sea lo que queremos. Sus ojos, la única parte de su cara original intacta, se clavan como los ojos de cualquiera, y me encuentro siguiéndolos, la única pista fiable sobre lo que podría estar pasando realmente ahí.
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El nuevo rostro de Richard Norris
Durante quince años, Richard Norris tuvo una cara demasiado horrible para mostrarla. Entonces, un día, un médico poco convencional le dio un milagro demasiado fantástico para creerlo. Richard recibió un trasplante de cara, una nueva vida y un nuevo conjunto de cargas demasiado extrañas de predecir. ¿Cómo es vivir con una cara que no era la suya-y que podría no serlo nunca?.
Antes de traerlo, tal vez podamos dejar claras algunas cuestiones. Esta va a ser la primera vez que se reúna con él. Él está muy cómodo con que la gente lo evalúa. Porque que ahora mismo se le considera casi un experimento. Que es lo que es. Es un experimento humano-sujeto.
Richard Norris tenía 22 años cuando se pegó un tiro en la cara. Fue en 1997. No recuerda cómo ni por qué pasó, pero su madre, que estaba a un metro de distancia, dijo que fue un accidente. Ella recuerda pedazos de la cara de Richard bañando su cuerpo. Esto fue en la sala de estar. La bala había arrancado la nariz, los pómulos, los labios, la lengua, los dientes, la mandíbula y la barbilla, dejando sólo sus grandes ojos marrones y un remolino de carne retorcida sin nombre.
El milagro que vendría a definir la vida de Richard comienza con estos detalles trágicos. Como la mayoría de los milagros, con cada relato, los bordes de la historia cobran nitidez, los colores se hacen más vivos, y las sombras desaparecen. Avergonzado de su apariencia, Richard se convirtió en un ermitaño, viviendo durante casi una década en la cima de una montaña de niebla en zona rural de Virginia con sus padres. Cubrieron los espejos en la casa para que Richard no tuviera que mirar su horrible rostro. Se quedaba en su habitación incluso para comer, llevaba una máscara negra en las raras ocasiones en que salía. Según la leyenda, una vez que la policía lo detuvo a punta de pistola, confundiéndolo con un ladrón.
Entonces, un día, buscando en Internet, su madre encontró a Eduardo Rodríguez, un cirujano facial reconstructivo de Baltimore. Prometió a Richard que le haría normal. En los próximos años, Rodríguez realizó docenas de operaciones utilizando la propia carne de Richard, creando de un apéndice en forma de nariz de tejido de su antebrazo y una pequeña barbilla de carne de sus piernas, pero estas crudas aproximaciones no pudieron hacer a Richard normal. Mientras tanto, Rodríguez tenía una idea grandiosa en mente. Estaba decidido a alcanzar la perfección. Había estado practicando trasplantes de cara en cadáveres. Lo que él imaginó para Richard fue el mayor trasplante que ningún cirujano había intentado: le daría a Richard una cara totalmente nueva.
"Es hora del espectáculo", dijo Rodríguez un día.
"Usted es mi regalo del cielo", dijo la madre de Richard.
"Vamos a hacerlo", dijo Richard.
La operación se inició al amanecer del 19 de marzo de 2012. El rostro de un hombre de 21 años de edad, recientemente fallecido, llegó como una pieza sólida, piel, músculo, hueso, nervios, vasos sanguíneos, la lengua, todo en una sola pieza. Rodríguez retiró lo que quedaba del rostro desfigurado de Richard, hasta el cráneo. Unió la nueva cara a medio camino del cuero cabelludo de Richard. La estabilizó con tornillos, unió las mandíbulas, y finalmente cubrió la piel y lo cosió como un parche en un abrigo o un par de pantalones vaqueros.
Puede ver la unión; la incisión en realidad va aquí en el coronal, se extiende delante de la oreja, y se va por detrás hasta el final, eh, hasta el cuello.
Rodríguez y su equipo trabajaron sin parar durante treinta y seis horas, y cuando terminaron, la madre de Richard miró a su hijo y se sintió como si él hubiera de alguna forma resucitado. "¡Tenemos a Richard de vuelta!" dijo por teléfono al padre de Richard, que no había tenido casi nada que decir durante muchos años.
Con su nueva cara, Richard, ahora de 39 años, se convirtió en una sensación en los medios por un tiempo, la historia del milagro se contó muchas veces hasta que se cristalizó en la mente de Richard en una especie de joya preciosa.
· · ·
Tal vez podamos revisar algunas de las fotografías clínicas mientras hablamos. Me siento muy feliz por la unión ósea aquí. Ese es el paladar del donante. Y esa es el suelo de la boca del donante. El pelo del donante, que es un poco más oscura que el suyo. El suyo es un poco más una mezcla de claro y negro.
La mayor parte de la treintena de personas reunidas en la sala de conferencias usan batas blancas o llevan tarjetas de identificación o ambos, y están cautivados por las fotografías que Rodríguez va describiendo. El ambiente es electrizante, como un espectáculo en la noche de estreno. Las imágenes muestran a Richard, que está esperando en una sala contigua a su señal para entrar. La expectación añade dramatismo extra a la presentación. Él ha volado hasta aquí a Nueva York desde de la cima de la montaña de niebla donde aún vive, para que los médicos y otros profesionales clínicos reunidos en el Centro Médico Langone NYU puedan conocerlo.
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Richard en su juventud en el año 1993 y como apareció justo antes de la cirugía en 2012 Foto:. Splash News / Corbis
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Rodríguez es una figura imponente, alto y ancho, con una gran hoyuelo en su barbilla gigante, traje a rayas, gemelos, y botas de agua que le dan un aspecto de desaliñada despreocupación. A raíz de su obra famosa sobre Richard, acaba de ser nombrado catedrático de cirugía plástica de la Universidad de Nueva York, una promoción profesional substancial ("como si me acabaran de entregar las llaves de la nave estelar Enterprise," me dijo). En parte, ha sido contratado para incluir a la NYU en el negocio de los trasplantes de cara, y hoy, mientras el hospital comienza el proceso para el primero, ha traído a su paciente estrella ante sus nuevos colegas.
Una de las cosas que notará es que tiene un par de estos arañazos. Él tiende a rascarse un poco.
Desde el primer trasplante de cara, en 2005, sólo tres hospitales estadounidenses han realizado el procedimiento. Muchos de los veintiocho trasplantes fueron parciales, trasplantando secciones de la cara de donantes fallecidos. El trasplante de Richard era una cara completa y se considera el más ambicioso jamás realizado. Rodríguez compara el complejo procedimiento médico con el alunizaje del Apolo.
Dificultades quirúrgicas aparte, el hecho de que Richard no necesitaba una nueva cara para sobrevivir plantea una sombría cuestión ética: ¿Vale la pena el riesgo de una cirugía "que mejore la vida"? Había muchas posibilidades de que muriera, ya sea en la mesa de operaciones o después, si su cuerpo rechazaba la cara. Por supuesto, para las personas desfiguradas como Richard, el avance representa algo mucho más allá de una simple mejora. Aquí hay una nueva esperanza para millones de personas desfiguradas por traumatismos, quemaduras, enfermedades o defectos de nacimiento. Soldados heridos que sufren lesiones de bala en la cara tendrían ahora una opción quirúrgica que estaría a años luz de los tratamientos disponibles en la actualidad. No más cirugías cosméticas de "poner tiritas". Se acabaron los injertos de piel que sólo podrían complicar su aspecto. Ahora pueden puede deshacerse de ese rostro y reemplazarlo en su conjunto. "Hemos ido más allá del límite de lo que pensábamos que era posible", me dice Rodríguez.
Uno por uno, algunos de los especialistas en la sala de conferencias que tuvieron la oportunidad de evaluar a Richard el día de hoy se levantan para hablar de sus hallazgos. Las preocupaciones surgen, principalmente, sobre el estado mental de Richard. ¿Se ha vuelto demasiado emocionalmente unido a Rodríguez, la atención médica, la fama? ¿Qué va a pasar con él ahora que Rodríguez se ha trasladado a un hospital nuevo, nuevos trasplantes de cara, nuevos milagros?
Los dos nos quedamos impresionados por su buen aspecto y el excelente resultado estético.
Me informó de que no tiene problemas para masticar o tragar.
Yo estaba teniendo problemas para entenderle.
Le pregunté: ¿la gente le entiende? ¿lo que dice es inteligible?
Él no ha hecho nada de ejercicio.
Dijo que sólo quiere seguir adelante, dedicarse a sus cosas.
Creo que es tal vez está abrumado, como dijiste.
Él no está siguiendo ningún tipo de psicoterapia.
Parece que se ha habituado a la atención de los medios.
Tiene esa especie de estatus Mick Jagger.
Él siente que hay una sensación de abandono.
No tuve la sensación de que estaba abierto a la terapia en este momento.
En cuanto a las preocupaciones acerca de las tendencias suicidas o bajo estado de ánimo, depresión severa, yo diría que él lo niega. No sé si eso es totalmente preciso. Me gustaría hablar con él de nuevo.
Cuando Rodríguez da el visto bueno, la puerta se abre y aparece Richard, vestido con un sombrero púrpura brillante de los Baltimore Ravens y una chaqueta. Ha estado viviendo con su nueva cara durante dos años, y es sin lugar a dudas atractivo, bien afeitado y juvenil, el tipo de persona a la que contratan para estar en el mostrador de recepción. Toma asiento frente a la multitud, con los brazos extendidos, encantador como Justin Bieber en un espectáculo. Todo el mundo se le queda mirando, algunos inclinan sus cabezas. Está acostumbrado a esto; a veces la gente aplaude. ¿Está sonriendo? Su nueva cara no se mueve mucho. ¿Se mueve en absoluto? Él podría estar sonriendo, o puede que solo sea lo que queremos. Sus ojos, la única parte de su cara original intacta, se clavan como los ojos de cualquiera, y me encuentro siguiéndolos, la única pista fiable sobre lo que podría estar pasando realmente ahí.
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SIGUE --->
Debido al máximo de caracteres que admite un comentario, pongo la traducción del artículo en este enlace: http://goo.gl/7sdxXE
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#0 Oye perdona pero esta noticia no es relacionada #1 es un duplicado como una casa , si la de la tapa de revista la han meneado hoy mismo!
#0 Buffff , lamentó la sesión de Google translator que has hecho pero te digo que tu enlace es un dupe como la copa de un pino!
#3 El envío que mencionas creo que es este: Le trasplantaron la cara y ahora es tapa de una revista de moda
Le trasplantaron la cara y ahora es tapa de una re...
infobae.com#4 Pues andele usted , suerte con tu enlace guey!