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El jueves 4 de junio a las cuatro y media de la madrugada el minero Pau Camp murió en la mina de Vilafruns, de la empresa ICL, en Balsareny. Camp, de cuarenta y cinco años, deja viuda e hija huérfana. Según el recuento de la prensa local, es el vigésimo minero que muere desde el año 1990, cuando el polaco Stanisław Galik inauguró la macabra lista. La muerte de Pau Camp, que trabajaba de eléctrico en la mina desde el 2017, ha activado la movilización minera y el sindicato Intersindical convocó una huelga indefinida. [Traducción en #1]

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El jueves 4 de junio a las cuatro y media de la madrugada el minero Pau Camp murió en la mina de Vilafruns, de la empresa ICL, en Balsareny. Camp, de cuarenta y cinco años, deja viuda e hija huérfana. Según el recuento de la prensa local, es el vigésimo minero que muere desde el año 1990, cuando el polaco Stanisław Galik inauguró la macabra lista. El decimonoveno había estado Sergi Font Vilardell, de veintiséis años, el 2015. El manresano Pau Camp, hijo del músico Manel Camp, recibió despedida al tanatorio Fontanova de Manresa el viernes 5 de junio y el día siguiente recibía homenaje en la rotonda del Minero de Súria donde hay el monumento a los mineros, como informa Región 7.

La muerte de Pau Camp, que trabajaba de eléctrico en la mina desde el 2017, ha activado la movilización minera y el sindicato Intersindical convocó una huelga indefinida que tenía que empezar ayer. Pero la huelga se ha aplazado hasta el 30 de junio. ‘Por primera vez en un año y medio hemos visto predisposición a la dirección para sentarse a negociar las demandas de seguridad que reclamamos. Si no llegamos a ningún acuerdo, la huelga del día 30 se llevará a cabo’, dicen fuentes de los sindicatos. El comité de empresa es presidido por CCOO, con 5 representantes, seguidos por la CGT (4), la UGT (2) y la Intersindical (2).

"En la empresa somos cuatrocientos. Pues a la asamblea improvisada que organizamos en el parking de una gasolinera se presentaron cien personas dispuestas a hacer huelga. Esto ha forzado la dirección a sentarse después de año y medio de negarse. Hacía un año y medio que esperábamos. Lo único que teníamos eran imposiciones. Pedimos que la vida y la seguridad siempre pasen ante la producción. Esto pedimos. Perder dinero, días de fiesta, que te hagan trabajar un fin de semana, es asumible. Pero no puedes asumir accidentes de este tipo", dice un compañero minero. "La seguridad es un debate vivo. Y ahora se ha muerto en Pau, pero a principio de mayo también hubo otro accidente casi mortal. Fue de poco. Una piedra lo soterró pero no era su hora. Pasará 1.000 veces y 999 te matará. Se salvó. Pau no lo puede decir".

El accidente
Según fuentes consultadas por VilaWeb, aquel día Pau Camp trabajaba en el turno por la noche (de las 22.30 a las 6.30) y cambiaba un ventilador expirador, que chupa polvo y humo, a los voltios de las cuatro de la madrugada. Iba junto a su compañero Kristof, ahora de baja por el choque, uno de los muchos polacos que trabajan en la mina, en busca de condiciones laborales mejores que en su Polonia natal. "Una vez instalado el ventilador, y mientras Kristof iba a dar corriente, Pau se quedó a comprobar que girara bien. A 50 metros Kristof volvió porque se había dejado las llaves del transformador, y cuando giró la cabeza ya solo vio una nube de polvo. Buena parte del techo se había derrumbado. Una piedra de seis metros cuadrados lo cubrió. Y más piedras de 70 o 80 cm también le cayeron encima. Kristof solo vio la pila, e intuyó el cuerpo cubierto", dice un compañero minero.

Todo esto pasaba en una galería abandonada, pero recuperada hace poco para abrir otra boca de explotación de la sal, el cloruro de potasio (KCl) que se extrae de la mina, y que se usa para hacer fertilizantes destinados a la agricultura. La galería no era en su punto más bajo de la mina de Vilafruns, Balsareny, 620 metros, sino cerca de 498 metros bajo tierra, punto donde los ascensores dejan los a los mineros. Desde allí se mueven por las galerías con vehículos eléctricos que Paz y los otros trece electricistas se ocupaban de mantener. El ventilador que colocaba Pau Camp tenía que servir para chupar el polvo y el humo que se producen trabajando y que si no se sacan no dejan ver más allá de un metro. "Cuando Pau quedó cubierto, los compañeros de la brigada de salvamento se movilizaron. Son mineros como los otros, pero con formación de salvamento. Entienden en primeros auxilios, saben encordar y posar collarines. Entre dos y cuatro lo debían de ir a buscar. Cuando el resto de mineros (rascadores –los que rascan la sal con los *minerons de 85 toneladas y a 1.000 voltios de tensión–, camioneros, palistas, mecánicos y jumbistas –que clavan los pernos para asegurar que las galerías no caigan–) sintieron la alarma, entendieron que algo pasaba. Pero del accidente no hay imágenes porque bajo tierra no se pueden entrar teléfonos ni hacer fotografías. Incluso los lápices de memoria bloquean los ordenadores si los usas. Son muy estrictos a evitar fotos y extracción de material de los ordenadores", dicen las fuentes.

Investigaciones
En estos momentos hay varias investigaciones en curso para averiguar responsabilidades. Cómo es posible que el techo de la galería se derrumbara? No será fácil, porque la mina de Balsareny y la de Súria son de la israelí ICL, pero Pau Camp trabajaba para una de las varias empresas subcontratadas en la mina, Montajes Ruso (la subcontrata más grande del estado español, con 400 trabajadores). "La responsabilidad de la seguridad depende en algunos casos de ICL, y en algunos otros de Montajes Ruso. No está claro de quien dependía en el caso de Pau. Como la propiedad es de ICL, Ruso se lava las manos", dicen las fuentes consultadas. Las investigaciones en curso son de la dirección de ICL, Montajes Ruso, Inspección de Minas y los Mossos d'Esquadra.

Reivindicaciones
Los trabajadores que convocaron la huelga reivindican mejoras de seguridad y laborales. De entrada, que se cumpla el plan de sostenimiento, las medidas que hacen que las galerías aguanten. Después, más y mejores bolunadoras, las máquinas que clavan los pernos, de dos metros y medio, para asegurar techos y galerías. También quieren que mejore el coeficiente reductor de los trabajadores, cosa que permitiría que los obreros se pudieran jubilar antes, debido al riesgo que corren. "Aquí trabajamos con condiciones penosas. Y con presión. A veces es la misma gente que entra en galerías poco seguras, por miedo a los mandos intermedios. Si no lo ves seguro, avisa y que se sanee. Esto también lo tenemos que hacer nosotros", dicen las fuentes consultadas. "Por defecto, nuestros contratos incluyen compensaciones de 30.000 euros en caso de muerte. Pero esto es muy poco. Muy poco. Y por mucho que lo mejores también te digo que nada compensa una vida humana. Todo esto ahora es duro", afirman las fuentes.

Reuniones
Se espera que los trabajadores de Montajes Ruso se reúnan con la dirección lunes o martes para llegar a acuerdos y evitar la huelga indefinida. De momento, esta semana los trabajadores de Montajes Ruso se han encontrado con los de ICL para unir estrategias y reivindicaciones. Y había una reunión prevista entre la dirección de ICL y sus trabajadores en una semana intensa de movilización a consecuencia de la muerte de Pau Camp, el vigésimo minero que se muere a las minas de sal desde el 1990.