Hace 9 años | Por Rompe-y-RaSGAE a vozpopuli.com
Publicado hace 9 años por Rompe-y-RaSGAE a vozpopuli.com

Uno de los motivos que el entorno de Podemos ha aducido para justificar la necesidad de una ley de prensa ha sido el de evitar que se difundan mentiras desde los medios de comunicación. Se nos ha dicho que, de la misma manera que las carnicerías no tienen permitido vender carne podrida, la prensa no debería poder divulgar infundios. Por consiguiente, necesitaríamos un 'Ministerio de la Verdad'. Pero, ¿realmente son equiparables ambas situaciones?

Comentarios

HORMAX

El argumento es solo un retorcimiento de lo retorcido, típico en un periodista que intenta justificar algo para lo que no tiene argumentos válidos.

Lo que dice Podemos y tiene toda la razón es que en la situación actual, una vez lanzado el infundio es prácticamente imposible solucionar el desaguisado. Efectivamente existen leyes para perseguir esos comportamientos pero se han rebelado ineficaces debido a la extrema lentitud de la actuación del sistema judicial, que hace que la reparación se produzca años después y que por tanto no tenga validez alguna.

Siguiendo el ejemplo de la carne, las leyes no solo castigan la venta de carne podrida, algo que no evita que la gente muera al consumirla, sino que actúa de forma preventiva, estableciendo procedimientos para evitar que llegue carne podrida al mercado y eso si es efectivo para que la gente no muera.

Podemos quiere aplicar lo mismo al mercado de la información, establecer procedimientos para evitar que llegue información "podrida" al público, evitar que la mentira tenga vía libre en los medios de comunicación.

halcoul

#2 Y ellos son los que deciden que debe ser carne podrida. Que ya nos conocemos, que no hay nada nuevo bajo el Sol.

D

#2
De todos modos, lo que más vidas salva es la educación.

Muy pocas personas comprarían carne con mal aspecto o mal olor o en una tienda insalubre.

Además que no sólo están más predispuestas a entender la problemática y a aceptar regulaciones, sino que saben distinguir entre regulaciones que tienen sentido y regulaciones que no tienen sentido (como lo de las monodosis de aceite...)

En un país tercermundista donde la gente está acostumbrada a comprar carne expuesta al sol y al polvo en plena calle, va a ser difícil explicar una regulación preventiva sobre la venta de carne.

Como bien dices, aplíquese el mismo principio:

Lo primero es educar para que sepamos diferenciar la mierda evidente, y luego regular para defendernos de la mierda oculta.

D

#2 O sea, implantamos la censura previa. Como en tiempos de Franco. Por supuesto.

Rubalomen

Si el problema es el de siempre. El artículo habla del control público sobre la información emitida mediante un presunto "ministerio de la verdad" que a fin de cuentas dependería (siempre según el artículo) del interés del partido de gobierno, o de la opinión subjetiva de los censores (algo de lo que ni tan siquiera ha hablado Iglesias que yo sepa, pero bueno).

Hasta aquí todo interpretaciones de la escasa información que tenemos sobre esa protopropuesta aún no elaborada por Podemos.

Además, el artículo se explaya agusto sobre el peligro del control estatal, pero no toca la cuestión de la propiedad privada de los medios de comunicación y el establecimiento de lineas editoriales en función de los intereses políticos de estos privados, lo que nos mantiene en el mismo peligro pero además sin que sea la intervención del Poder Judicial la que imponga las limitaciones en función de un texto legal y con la ley en la mano.

Mercado vs. Estado, ya digo que lo mismo de siempre...

Y en este sentido si, es igual que con la carne, en cuyo caso el mercado es muy democrático cuando hay carne buena para todos pero empieza a ser injusto en beneficio de los ricos cuando escasea la carne sana y hay que empezar a repartir chuletas podridas. Se las comen los de siempre.

En este sentido hoy la información imparcial escasea porque las tensiones políticas, es decir las corrientes de interés, son muy importantes. Y hay periódicos cuya carne ha mantenido una calidad que para mucha gente resultaba suficiente, pero que hoy están vendiendo mierda. Mierda que la gente se traga. Es algo que da rabia desde luego, pero que es un hecho y tiene sus razones detrás (como que España es un país envejecido en el que el grueso de votantes se formó en una dictadura o en una transición encorsetada y mediaticamente muy orientada por el régimen fascista y golpista anterior). Razones que personalmente me producirían ciertos reparos a la hora de hablar de contrastar información.

Por no hablar del acceso a las redes. Es muy bonito esgrimir las redes como un paraíso de la libertad de información, pero hay que recordar de nuevo que hay un grueso de ancianidad en este país que sigue zombificada desde el franquismo por el ABC etc, y que no tiene mucha idea del "interné" ese. Y oyen las mentiras. Y se las creen. Y votan. ENGAÑADOS.

Desde luego el tema da para gran debate. Es indudable que existen monopolios de la (grandes comillas) "desinformación" al servicio del capital, de las derechas postfranquista y liberal y del entorno del PSOE. También es cierto que Pablo ha dejado caer la intervención estatal sin dar más detalles. En cualquier caso, si se diera una situación con Podemos como fuerza de gobierno, dudo que la elaboración colectiva de la norma por parte de la militancia dejase en bandeja el control de los medios en manos de Pablo, quien hay que tener en cuenta es tan esclavo de sus promesas democráticas como lo es la "casta" de su pasado y su presente político de corrupción etc. Toda su legitimidad proviene en última instancia de una militancia a la que tiene que mantener empoderada para mantenerla fiel.

Sí que hay mucho que hablar, Pablo no ha profundizado pero la apertura del debate de la intervención pública para controlar la falacia en interés del capital en los medios ya está sirviendo como caballo de troya para, como no, cargar contra Podemos y contra la imagen de Pablo Iglesias...

drogadisto

1. el señor rallo dice que todos somos transmisores de información.
no parece darse cuenta que la propuesta está dirigida a los medios de masas y no a lo que habla la gente en el bar, o no quiere darse cuenta y empieza atacando a un hombre de paja. muy bien.

2.el señor rallo dice que los hechos son interpretables. y por supuesto que lo son, lo que hay que distinguir es que los hechos son información y su interpretación es opinión.
lo que no se puede permitir es la difusión metódica de opiniones hechas pasar por informaciones. la opinión es libre, la información está indefectiblemente ligada a los hechos.

además, parece que el señor rallo cree que la carne se pudre en modo binario (o está podrida, o no lo está) pero sí que contempla un amplio abanico de grados en cuanto a la veracidad de las informaciones.

pero lo más grave es que el señor rallo o no sabe o no quiere reparar en que en el trasfondo de la propuesta está el desigual reparto entre sector privado y público de los medios de comunicación y, para más inri, la parte pública está hoy también al servicio de intereses privados antes que del interés general.

se embarca por lo tanto en rebatir cuestiones que no son las que se plantean.

3. aquí el señor rallo parte de una premisa eminentemente errónea, toda sentencia de un magistrado se produce bajo la presión, legal o ilegal, de las partes enfrentadas. ya sea la calidad de la carne o la veracidad de una información el objeto de juicio.

lo que el señor rallo plantea es que los jueces, cuya tarea es interpretar la ley, podrían sentirse tentados a interpretarla bajo un sesgo ideológico determinado y nos lo presenta como un nuevo peligro causa directa de la propuesta analizada.

se le escapa al señor rallo por lo tanto, como se compone el tribunal constitucional y cuanto de viejo es el peligro que cita y cuanto de instaurado está en esta sociedad. responsabilizar de ello a una propuesta que ni siquiera ha sido puesta en práctica es poco menos fascinante que viajar en el tiempo para invertir el orden causa-consecuencia de lo que, conociendo su pensamiento económico, nadie debería sorprenderse.

el señor rallo es toda una eminencia en la defensa de la libertad, esa libertad mediante la que el pez grande se come al pequeño en la más absoluta impunidad, pero no parece estar en su materia hablando de justicia.

4. aquí el señor rallo pasa por alto que la propia afirmación de un hecho supone un contrato verbal que garantiza la veracidad de ese hecho.
una cosa son las creencias, opiniones y convencimientos que las personas puedan expresar por cualquier medio, acertado o no.
pero si hablamos de la difusión de información parece razonable requerir a esos medios unos estándares más altos que las divagaciones, exabruptos y desvaríos de un borracho en la barra de un bar.

más adelante el señor rallo, en un momento de iluminación, señala que la medida persigue el control de los medios. parece difícil sorprenderse de lo obvio.
lo que si cabe aseverar es que si la propuesta persigue el control de los medios desde lo público para ponerlo al servicio del interés general es porque desde luego, no lo tiene, obvio también.
volvemos pues a los grupos de poder que a través del control de los medios influyen en la opinión pública mediante la omisión de informaciones, desviando la atención, o en formas más perversas, haciendo pasar opiniones por hechos y dándoles difusión.

5. volvemos a los viajes en el tiempo de señor rallo. él ve muy claro que el consumo de carne en mal estado es irreversible, a pesar de que con medidas sanitarias se pueda restablecer sin consecuencias la salud del individuo.

pero con perversa ingenuidad afirma que sí es posible deshacer el mal que la difamación pueda causar mediante una simple rectificación o una nueva información correcta. así que el señor rallo viaja en el el tiempo de nuevo para poner el remedio antes que el mal, de otra manera no se entiende que no sea capaz de ver que en ninguna de las esferas de la vida se deshace nada de lo hecho, en todo caso se rectifica.

y cuando se rectifica, el mal ya está hecho y muchas de sus consecuencias, ya sean de difusión o de la coyuntura no son subsanables, de mismo modo que al que se coma un filete podrido, se le podrá devolver la salud, pero el dolor de barriga que haya tenido nadie se lo quita.


mención aparte requiere el distópico ministerio de la verdad al que hace varias referencias en su artículo, en la línea del marketing más gañán sobre todo porque, en alguna medida, los medios ponen en evidencia los fines.

ha dedicado por entero el artículo a rebatir argumentos que no forman parte de la propuesta, se ha perdido en una batalla filosófica tratando de diferenciar la verdad de la mentira y ha alcanzado en su razonamiento la profundidad de análisis de un panfleto.
pero eso no le sucede por accidente, más posible es que lo que haga no sea razonar, si no exponer argumentos y omitir otros con el mero fin de defender una postura preconcebida a sazón de sus intereses personales de la que no es capaz de moverse ni un ápice a pesar de que el suelo se vaya deshaciendo bajo sus pies.
todos sabemos que cualquier buen mentiroso nunca descuida añadir algo de verdad a la receta de su mentira, del mismo modo que un buen vendedor de carne podrida se cuidará de que ésta tenga buen aspecto a pesar de estar por dentro repleta de gusanos.

concluye de forma brillante el señor rallo:
la manera más eficaz de erradicar la mentira no es silenciando al mentiroso, sino combatiendo y exponiendo al público sus mentiras.

y tiene toda la razón del mundo, no hay discusión posible.
pero qué es lo que sucede cuando la mentira es un estruendo y la verdad es un murmullo?
cuando no hay un equilibrio de fuerzas que pueda hacer viables las reglas del juego?
aquí el señor rallo, tácitamente e incluso de forma inconsciente, está avalando la propuesta que pretende relegar al olvido:

si lo público no se dota de las estructuras necesarias para, literalamente, "combatir y exponer al público las mentiras", éstas seguirán campando a sus anchas con total impunidad.

el artículo cita muchos peligros, pero tal vez el mayor de ellos sea el que omite:
que los déficits de cierto pensamiento económico se extiendan también a otras esferas.

D

#0 "Uno de los motivos que el entorno de Podemos ha aducido para justificar la necesidad de una ley de prensa ha sido el de evitar que se difundan mentiras desde los medios de comunicación. Se nos ha dicho que, de la misma manera que las carnicerías no tienen permitido vender carne podrida, la prensa no debería poder divulgar infundios"

Las cosas no se dicen, las dice alguien. ¿Quién ha dicho eso? ¿quién ha aducido eso?

Llevo días y días queriendo leer una propuesta concreta de PODEMOS sobre la regulación de la libertad de prensa y nada, sólo veo vaguedades por parte de PODEMOS, y vaguedades por parte de sus críticos.

tensentidiño

Por una vez estoy casi por completo de acuerdo con Rallo. El terreno de la información y su difusión es el más resbaladizo en el que se puede meter cualquier gobierno, es mejor dejar hacer y centrarse en que los "informados" consigan desarrollar capacidad crítica, o intentar que la alcancen (la educación sí que sería un campo a intervenir en ese aspecto, seguro que Rallo no estaría de acuerdo en eso lol).

Por otro lado el espíritu del artículo me plantea un dilema en el sentido de la consideración misma de los periodistas y el periodismo como materia. Dado tal grado de libertad que no se puede asegurar una ética periodística y un rigor, es decir, no hay manera de contener a un periodista mentiroso, parecería una contradicción mantener el estatus tanto de los estudios de periodismo como de los organismos que los imparten.

D

Estp de Podemos es una feroz censura, nada raro por otra parte en los regímenes comunistas que tanto gustan por aquí,