Publicado hace 9 años por Shrike a guerraenlauniversidad.blogspot.com.es

Desde que iniciamos este blog hace ya algunos años (y nuestro perfil de facebook más recientemente) hemos comprobado en numerosas ocasiones que cada vez que realizamos una crítica de la dictadura, los militares sublevados o la represión franquista, surgen voces que nos acusan de “falta de objetividad”. Por lo visto, si criticamos a Yagüe tenemos que hacer lo propio con Líster, si nos quejamos de Franco debemos acordarnos también de la Pasionaria...

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Shrike

Un artículo muy valiente. Destaco algunos fragmentos:

Conviene recordar que en el momento de escribir esto llevamos recuperados cinco veces más soldados del bando sublevado que del Ejército Popular. Unos soldados caídos por Dios y por España a los que su Caudillo no tuvo a bien dar una sepultura digna (aunque probablemente sea mejor yacer en una fosa anónima en el campo de batalla que empotrado en el egomonumento de Cuelgamuros).

Todo el mundo conoce Paracuellos. Pero ¿cuántos conocían Estépar antes de que nuestros colegas se pusieran a exhumar los cientos de cadáveres enterrados en este monte de Burgos? Exhumar Estépar no le resta un ápice de gravedad a Paracuellos, pero muchos parecen considerar que recuperar la memoria de las víctimas republicanas es manchar la de las víctimas de violencia izquierdista. Es lo que pasa cuando uno ha tenido el monopolio de la historia y del victimismo y del recuerdo durante años y años. Que no acepta competencia: solo sus muertos duelen. A mí me duelen todos los muertos.

Pero nos encontramos dos problemas: en primer lugar, con la falta de financiación que padecemos, sería una injusticia dedicar unos recursos casi inexistentes a exhumar las escasas tumbas de este tipo que puedan quedar (y sobre las que no ha habido reclamaciones de familiares, que sepamos), en vez de las miles de fosas con republicanos cuyos familiares, además, han vivido estigmatizados durante décadas y sin posibilidad de duelo. Cuando se ha realizado una petición expresa, sin embargo, se han llevado a cabo exhumaciones de asesinados por la violencia izquierdista: este es el caso del pozo de la mina de Camuñas, en Toledo. Y se volverán a realizar las veces que haga falta.

El golpe de estado lo llevaron a cabo militares africanistas apoyados por diversos sectores de la derecha. El golpe fracasó, dio lugar a una guerra civil y desencadenó una revolución sangrienta en zona republicana, que después se utilizó retroactivamente para legitimar la guerra. Daniel Goldhagen ha demostrado que casi todas las políticas eliminacionistas (desde las de los nazis hasta Ruanda) se han tratado de justificar afirmando que sus asesinatos son preventivos, para evitar que los otros -a los que asesinan en masa- acaben con ellos si se les da la oportunidad. El franquismo no difiere de este comportamiento y mucha gente sigue dando por buena su tesis: si no se hubiera producido la sublevación, lo que nos esperaba era un holocausto rojo.


Un ejemplo: recientemente en una recensión de un libro sobre la historia de la esclavitud en EEUU publicada por The Economist, el reseñista escribía que en la obra “casi todos los negros son víctimas; casi todos los blancos, malvados. Esto no es historia; es activismo”. Menos de 24 horas después The Economist retiraba el artículo y se disculpaba con la siguiente nota: “La esclavitud era un sistema maligno, en el que la gran mayoría de las víctimas eran negros, y la gran mayoría de los blancos implicados en la esclavitud participaban voluntariamente en ella y se beneficiaban de ese mal. Lamentamos haber publicado el artículo y pedimos disculpas”. The Economist está reconociendo que una lectura objetiva de la historia, en este caso, no permite la simetría. Nos obliga a señalar a los opresores y definirlos como tales.