Acciona la Quirón: de Ayuso a Sánchez y tiro porque me toca

Estoy de acuerdo con un artículo titulado "En España la corrupción no es la excepción, sino la norma".

Creo que la corrupción tiene un estatus de normalidad más o menos velada al gran público, el cual la acepta con resignación si es descubierta en su partido votado, o la utiliza como arma arrojadiza si aparece en el de la acera de enfrente.

También creo que por pudor, coherencia defraudadora y solidaridad de clase extractiva, la corrupción se mantiene normalmente encubierta, y sólo se destapan las chapuzas de los advenedizos o las tramas que en un momento dado conviene desarticular. Algo así como con la droga, vaya, para qué nos vamos a engañar: que caigan unos pocos, para salvar el mercado.

A mí me da que cuando se destapó lo del novio de Ayuso, alguien sintió una perturbación en la fuerza, un desequilibrio tectónico que era necesario balancear para que la especia melange fluyera con normalidad en el universo bipartidista patrio. Se hacía necesario reconducir el desarrollo argumental para que el PSOE dejara de tener opciones de seguir gobernando España durante más tiempo de lo aceptable.

Se intentaron cargas de profundidad moderada (caso Begoña), e incluso algo más osadas (fiscal general), pero se hacía evidente que no eran suficientes.

Así que, en un momento dado, alguien decidió vengar el mancillamiento de Ayuso (futuro y presente del PP), destapando la mierda del PSOE, a través de su eslabón más débil: el Koldo de los cojones.

Así es como sale a la luz la corrupción en España, fundamentalmente por venganza.